El día de San Jorge en Cataluña es una fiesta (no festivo) en la que es tradición (no muy antigua) que el hombre regale una rosa a las mujeres queridas, a los hombres se les regala un libro. Siempre he celebrado esta fiesta con la alegría que merece el obsequiar y ser agasajado. Este año ha sido un poco distinto. En la presentación del libro de Vidal-Quadras (jueves) adelanté la compra del libro unos días (un autoregalo), no hubieron rosas.
El domingo, acudimos al centro de Barcelona, a dar un paseo, a ver el ambiente. Nada hubiese perturbado, el tradicional paseo en busca del libro "del momento", si no hubiese estado presente, onmipresente, saturándolo todo, el poder de la administración Catalana con su afán predicador:
Encontramos la dentadura andante de la campaña "dale cuerda al catalán", acompañada por una comparsa de timbaleros pasados de moda, que con sus machacones compases hacían que todos dirigiéramos la vista hacia ese monstruo, todo dientes y ojos, su cerebro ausente.
A unos metros las juventudes de la "esquerra" en un garito flanqueado por una "senyera estelada" vendían los libros de la doctrina "carod", siempre víctimas y a la vez verdugos. También camisetas de "Racó Catalá", ¿Recuerdan aquella pionera campaña de los boicots esponsorizados por la Generalitat de Catalunya?.
El stand del APPEC, se promocionaba como "el primer grupo de comunicación escrita en catalán". Desconozco en estos momentos su titularidad, eso si, un alarde de poderío.
Todo ello muy bien orquestado, conjuntado, promocionado. Pero con escaso público. Pensé: "Yo no he pedido a nadie que me ofrezca este espectáculo, claro, no con mis impuestos".
Al cruzar la acera, el VIPS de la Rambla de Cataluña, compré el libro de Alfredo Semprún: "El crimen que desató la guerra civil"; una amable dedicatoria, y un cruce de palabras en el que Alfredo me confesó que la foto de la contraportada no era nítida por motivos de seguridad, había sufrido dos atentados, y así se lo habían aconsejado. Aleix a su lado, pensativo. Un poco más allá Urdaci y otros en similares menesteres. Al abandonar el stand no pude sino comparar el insignificante poder de los autores independientes frente a la maquinaria del "estat catalá". Ante tan insignes autores, el rio de gente, amorfo, apenas se detenía, "tibios" personajes andantes solo influenciables por no se sabe qué.
Este remanso de aire fresco, y amenaza se acababa allí, el resto de los puestos eran de rosas y libros como siempre fué, sin más.
En la Plaza de la Universidad asistimos a un espectáculo curioso, dos casetas bien pertrechadas. La del CAL flanqueada por dos ilegales banderas esteladas, sin público, y la de Andreu Buenafuente, con una cola de a cuatro y sin verle el fin, su libro fué de los más vendidos. Lo dicho, el chiste y el colorín.
En un puesto de Iniciativa por Cataluña (Izquierda Unida) se vendían banderas republicanas al módico precio de un euro.
Abandonamos el centro abrumados no por este Supermán televisivo, sino por tantos carísimos intentos de "vendernos la moto catalanista y republicana". Una llamada de un amigo nos anunciaba tristemente que en Gerona unos energúmenos habían agredido a Dolors López, concejal del Partido Popular, total por vender "libros". En Castilla y León, Cristina Gredilla, sufría una brecha en la cabeza. Estas noticias fueron la puntilla. Este año ha sido un poco distinto, no hubieron rosas.
El domingo, acudimos al centro de Barcelona, a dar un paseo, a ver el ambiente. Nada hubiese perturbado, el tradicional paseo en busca del libro "del momento", si no hubiese estado presente, onmipresente, saturándolo todo, el poder de la administración Catalana con su afán predicador:
Encontramos la dentadura andante de la campaña "dale cuerda al catalán", acompañada por una comparsa de timbaleros pasados de moda, que con sus machacones compases hacían que todos dirigiéramos la vista hacia ese monstruo, todo dientes y ojos, su cerebro ausente.
A unos metros las juventudes de la "esquerra" en un garito flanqueado por una "senyera estelada" vendían los libros de la doctrina "carod", siempre víctimas y a la vez verdugos. También camisetas de "Racó Catalá", ¿Recuerdan aquella pionera campaña de los boicots esponsorizados por la Generalitat de Catalunya?.
El stand del APPEC, se promocionaba como "el primer grupo de comunicación escrita en catalán". Desconozco en estos momentos su titularidad, eso si, un alarde de poderío.
Todo ello muy bien orquestado, conjuntado, promocionado. Pero con escaso público. Pensé: "Yo no he pedido a nadie que me ofrezca este espectáculo, claro, no con mis impuestos".
Al cruzar la acera, el VIPS de la Rambla de Cataluña, compré el libro de Alfredo Semprún: "El crimen que desató la guerra civil"; una amable dedicatoria, y un cruce de palabras en el que Alfredo me confesó que la foto de la contraportada no era nítida por motivos de seguridad, había sufrido dos atentados, y así se lo habían aconsejado. Aleix a su lado, pensativo. Un poco más allá Urdaci y otros en similares menesteres. Al abandonar el stand no pude sino comparar el insignificante poder de los autores independientes frente a la maquinaria del "estat catalá". Ante tan insignes autores, el rio de gente, amorfo, apenas se detenía, "tibios" personajes andantes solo influenciables por no se sabe qué.
Este remanso de aire fresco, y amenaza se acababa allí, el resto de los puestos eran de rosas y libros como siempre fué, sin más.
En la Plaza de la Universidad asistimos a un espectáculo curioso, dos casetas bien pertrechadas. La del CAL flanqueada por dos ilegales banderas esteladas, sin público, y la de Andreu Buenafuente, con una cola de a cuatro y sin verle el fin, su libro fué de los más vendidos. Lo dicho, el chiste y el colorín.
En un puesto de Iniciativa por Cataluña (Izquierda Unida) se vendían banderas republicanas al módico precio de un euro.
Abandonamos el centro abrumados no por este Supermán televisivo, sino por tantos carísimos intentos de "vendernos la moto catalanista y republicana". Una llamada de un amigo nos anunciaba tristemente que en Gerona unos energúmenos habían agredido a Dolors López, concejal del Partido Popular, total por vender "libros". En Castilla y León, Cristina Gredilla, sufría una brecha en la cabeza. Estas noticias fueron la puntilla. Este año ha sido un poco distinto, no hubieron rosas.
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